Contigo o sin tí
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Contigo o sin tí
Os dejo aquí uno de mis mejores impulsos de escribir, y sobre todo,espero que os guste .
Capítulo 1º : La vuelta
El pasillo por el cual volvería a la rutina, -quizás la rutina más estúpida y asquerosa de todas- se estaba haciendo interminable. Podía contemplar caras de asco y de pena que miraban a mi dirección sin ningún tipo de discreción, pero bueno aquello ya era costumbre.
Tan absorto como estaba en mis sutiles pensamientos casi se me había pasado pararme frente a la puerta, por la cual aguantaría un curso más, atravesando las puertas de este instituto todos los días. En ella había un cartelito color verde, como la puerta, y en él una inscripción ‘Primero de Bachiller’. Aquél título me dejó pensativo durante un momento. ¿Quién lo habría dicho? Había aguantado hasta ahora, solo serían un par de cursos más de burlas antes de salir de este condenado centro. Giré el picaporte de la puerta, morado y redondo, y ante mí se extendió una clase en perfecto estado, y en cada silla su alumno, estos ya no tan bien sentados.
Cuando me di cuenta ya era tarde para apartarme y sentarme en cualquier lado, puesto que ahora todas las atenciones de centraban en mí, una vez más. Repasé con la mirada el aula deseoso de encontrar algún asiento libre, para poder desaparecer, aunque tal vez solo fuera por un par de horas. Me centré en un par de mesas juntas en la cual todavía quedaba un asiento libre. Mientras andaba, casi corría hacia este agradecí que estuvieran casi pegados a la pared, aislados de los demás.
Me deslicé en el asiento, tras haber tenido que soportar comentarios como ‘Bienvenido Señorita’ o ‘Buenas princesita’. Miré por primera vez al chico que se erguía a mi lado; era nuevo. Tenía un cuidado pelo color carbón que se alborotada tras un pañuelo rojo, con entrañas figuras blancas. Este era atado a la nuca del chico. Su cara era pálida y sus ojos transmitían una calidez sobrehumana, pero eran medio tapados por un largo flequillo, que le atravesaba la frente con cortes irregulares. Sus ropas eran anchas y su camiseta mostraba una especie de zombi amarillo que saludaba con una cordial sonrisa macabra. Escuchaba música con unos auriculares bastantes grandes , y en su mesa no había ningún libro de física. Puede, que por el hecho de su aspecto físico, o por el hecho de que todavía no se hubiera referido a mí con ningún despectivo femenino, me dio buena impresión. Cuando quise darme cuenta todavía no había caído en que debía saludarlo, o..quizás no.
Que tontería, total al final acabaría siendo como todos. Suspiré, pero me conocía bien y sabía que no podría estar dos horas sin dirigirle palabra, gracias a mi conciencia de látex. –Esto..Hola!- Gesticulé con la boca y moví la manita frenéticamente para que se diera cuenta de mi saludo, sin embargo el chico levantó una ceja con incredulidad –No soy idiota, te oigo perfectamente- Su voz era dulce, aunque percibí un toque de sarcasmo y vergüenza a la vez.
Me hizo sentir idiota –Bueno, si llevas los auriculares puestos y escuchas la música que va con tus camisetas, la verdad, pensé que no podrías oírme- El soltó una risita irónico y yo me encogí de hombros, y volví a sentirme inferior. –Y dime, ¿Quién te dice que yo esté escuchando música?- Preguntó con un gesto burlón. Yo no sabía que contestar, me quedé pillado. La verdad, tampoco hubieran sido necesarias las palabras para dejarme peor de lo que estaba ahora mismo. El sí supo contestar a mi silencio –Es un farol, así, habitualmente la gente que se sienta a mi lado no suele darme la lata- Y no pareció importarle lo que yo hubiera podido experimentar en ese momento. Aunque mi cara lo estaría diciendo todo. –Entonces quizás deba cambiarme de pupitre, por la ironía de que no quieras oír una mosca volar- Rodé los ojos, aquello era demasiado.
El muchacho de negras cabelleras me miró sin demasiado interés durante un segundo y después volvió a concentrarse en el suelo. Un bufido se escapó de mis labios y entonces me levanté del pupitre, pero su voz interrumpió mi marcha,–Verás, a mi no me importa demasiado, pero sería una descortesía no preguntarte tu nombre- Su voz ahora tomaba un tono cansino, con deje en cada sílaba que pronunciaba, como si algo interno le obligara a preguntar por mi nombre. Me dirigí a él con una cara de póquer, y este respondió con una igual, solo que el doble de perfecta, por lo tanto me pareció estúpido permanecer en silencio – Puedes llamarme Jake, aunque alo mejor no necesites dirigirte a mí más- El personaje me miró sin ninguna expresión en particular –Oye, mmh..Jake, me caes bien, solo intento permanecer bajo una faceta, nada más- Una sonrisa terriblemente tentadora se dibujó por su cara –Ah, soy Axel- Me quedé parado, de pie frente al pupitre, su respuesta me había dejado pensativo. En ese mismo momento el profesor Boil’s entró en el aula.
El rechoncho señor se quedó mirando la estancia, calculando cualquier error al cual sacar parte, y pareció feliz cuando sus ojos como canicas de fijaron en mí. Se pasó sus pequeños dedos como salchichas por su espeso bigote y despegó sus labios –Señor Jacob, ¿le causaría demasiada molestia sentarse en su pupitre y prestar atención en esta interesante clase, que les voy a mostrar?- El hombre se dio la vuelta y comenzó a escribir, con su perfecta letra de caligrafía en la pizarra; ‘Albert Enstein y su teoría de la relatividad’. Volví a deslizarme en el asiento y miré a Axel, que parecía reírse silenciosamente, mientras que yo solté un suspiro y miré a la pizarra, fingiendo una profunda atención mientras que, sin poder evitarlo mis cinco sentidos estuvieran en el chico que ahora tenía por compañero en física.
El chico, sin prisa sacó de su desgastada y negra cartera el pesado libro de física, y lo abrió a la primera por la página que el profesor explicaba. No pude evitar echarle una ojeada a su libro, el cual se hallaba lleno de garabatos, pero con todos los ejercicios hechos. ¿Quién podía aburrirse tanto como para hacer los deberes de física antes de que fueran mandados? Yo no lo sabía y por supuesto mi vena cotilla se despertó en ese mismo instante –Perdona, si te parece una indiscreción preguntarte esto por mi parte..pero ¿Por qué tienes todos los ejercicios hechos?- Axel me miró con unos ojos infantiles y me respondió en un susurro –Cuando eres castigado sin libros, televisión, Internet, y revistas X, es fácil aburrirse- No pareció que aquello fuera salirse de su rutina así que me limité a asentir con total normalidad mientras escribía con mi letra alborotada lo que Boil’s escribía en la pizarra. Mientras me consumía entre la relatividad, noté como algo rosa chocaba en mi hombro..
Lo dejo pro ahora! Sigo colgando otro dia, va? .
Capítulo 1º : La vuelta
El pasillo por el cual volvería a la rutina, -quizás la rutina más estúpida y asquerosa de todas- se estaba haciendo interminable. Podía contemplar caras de asco y de pena que miraban a mi dirección sin ningún tipo de discreción, pero bueno aquello ya era costumbre.
Tan absorto como estaba en mis sutiles pensamientos casi se me había pasado pararme frente a la puerta, por la cual aguantaría un curso más, atravesando las puertas de este instituto todos los días. En ella había un cartelito color verde, como la puerta, y en él una inscripción ‘Primero de Bachiller’. Aquél título me dejó pensativo durante un momento. ¿Quién lo habría dicho? Había aguantado hasta ahora, solo serían un par de cursos más de burlas antes de salir de este condenado centro. Giré el picaporte de la puerta, morado y redondo, y ante mí se extendió una clase en perfecto estado, y en cada silla su alumno, estos ya no tan bien sentados.
Cuando me di cuenta ya era tarde para apartarme y sentarme en cualquier lado, puesto que ahora todas las atenciones de centraban en mí, una vez más. Repasé con la mirada el aula deseoso de encontrar algún asiento libre, para poder desaparecer, aunque tal vez solo fuera por un par de horas. Me centré en un par de mesas juntas en la cual todavía quedaba un asiento libre. Mientras andaba, casi corría hacia este agradecí que estuvieran casi pegados a la pared, aislados de los demás.
Me deslicé en el asiento, tras haber tenido que soportar comentarios como ‘Bienvenido Señorita’ o ‘Buenas princesita’. Miré por primera vez al chico que se erguía a mi lado; era nuevo. Tenía un cuidado pelo color carbón que se alborotada tras un pañuelo rojo, con entrañas figuras blancas. Este era atado a la nuca del chico. Su cara era pálida y sus ojos transmitían una calidez sobrehumana, pero eran medio tapados por un largo flequillo, que le atravesaba la frente con cortes irregulares. Sus ropas eran anchas y su camiseta mostraba una especie de zombi amarillo que saludaba con una cordial sonrisa macabra. Escuchaba música con unos auriculares bastantes grandes , y en su mesa no había ningún libro de física. Puede, que por el hecho de su aspecto físico, o por el hecho de que todavía no se hubiera referido a mí con ningún despectivo femenino, me dio buena impresión. Cuando quise darme cuenta todavía no había caído en que debía saludarlo, o..quizás no.
Que tontería, total al final acabaría siendo como todos. Suspiré, pero me conocía bien y sabía que no podría estar dos horas sin dirigirle palabra, gracias a mi conciencia de látex. –Esto..Hola!- Gesticulé con la boca y moví la manita frenéticamente para que se diera cuenta de mi saludo, sin embargo el chico levantó una ceja con incredulidad –No soy idiota, te oigo perfectamente- Su voz era dulce, aunque percibí un toque de sarcasmo y vergüenza a la vez.
Me hizo sentir idiota –Bueno, si llevas los auriculares puestos y escuchas la música que va con tus camisetas, la verdad, pensé que no podrías oírme- El soltó una risita irónico y yo me encogí de hombros, y volví a sentirme inferior. –Y dime, ¿Quién te dice que yo esté escuchando música?- Preguntó con un gesto burlón. Yo no sabía que contestar, me quedé pillado. La verdad, tampoco hubieran sido necesarias las palabras para dejarme peor de lo que estaba ahora mismo. El sí supo contestar a mi silencio –Es un farol, así, habitualmente la gente que se sienta a mi lado no suele darme la lata- Y no pareció importarle lo que yo hubiera podido experimentar en ese momento. Aunque mi cara lo estaría diciendo todo. –Entonces quizás deba cambiarme de pupitre, por la ironía de que no quieras oír una mosca volar- Rodé los ojos, aquello era demasiado.
El muchacho de negras cabelleras me miró sin demasiado interés durante un segundo y después volvió a concentrarse en el suelo. Un bufido se escapó de mis labios y entonces me levanté del pupitre, pero su voz interrumpió mi marcha,–Verás, a mi no me importa demasiado, pero sería una descortesía no preguntarte tu nombre- Su voz ahora tomaba un tono cansino, con deje en cada sílaba que pronunciaba, como si algo interno le obligara a preguntar por mi nombre. Me dirigí a él con una cara de póquer, y este respondió con una igual, solo que el doble de perfecta, por lo tanto me pareció estúpido permanecer en silencio – Puedes llamarme Jake, aunque alo mejor no necesites dirigirte a mí más- El personaje me miró sin ninguna expresión en particular –Oye, mmh..Jake, me caes bien, solo intento permanecer bajo una faceta, nada más- Una sonrisa terriblemente tentadora se dibujó por su cara –Ah, soy Axel- Me quedé parado, de pie frente al pupitre, su respuesta me había dejado pensativo. En ese mismo momento el profesor Boil’s entró en el aula.
El rechoncho señor se quedó mirando la estancia, calculando cualquier error al cual sacar parte, y pareció feliz cuando sus ojos como canicas de fijaron en mí. Se pasó sus pequeños dedos como salchichas por su espeso bigote y despegó sus labios –Señor Jacob, ¿le causaría demasiada molestia sentarse en su pupitre y prestar atención en esta interesante clase, que les voy a mostrar?- El hombre se dio la vuelta y comenzó a escribir, con su perfecta letra de caligrafía en la pizarra; ‘Albert Enstein y su teoría de la relatividad’. Volví a deslizarme en el asiento y miré a Axel, que parecía reírse silenciosamente, mientras que yo solté un suspiro y miré a la pizarra, fingiendo una profunda atención mientras que, sin poder evitarlo mis cinco sentidos estuvieran en el chico que ahora tenía por compañero en física.
El chico, sin prisa sacó de su desgastada y negra cartera el pesado libro de física, y lo abrió a la primera por la página que el profesor explicaba. No pude evitar echarle una ojeada a su libro, el cual se hallaba lleno de garabatos, pero con todos los ejercicios hechos. ¿Quién podía aburrirse tanto como para hacer los deberes de física antes de que fueran mandados? Yo no lo sabía y por supuesto mi vena cotilla se despertó en ese mismo instante –Perdona, si te parece una indiscreción preguntarte esto por mi parte..pero ¿Por qué tienes todos los ejercicios hechos?- Axel me miró con unos ojos infantiles y me respondió en un susurro –Cuando eres castigado sin libros, televisión, Internet, y revistas X, es fácil aburrirse- No pareció que aquello fuera salirse de su rutina así que me limité a asentir con total normalidad mientras escribía con mi letra alborotada lo que Boil’s escribía en la pizarra. Mientras me consumía entre la relatividad, noté como algo rosa chocaba en mi hombro..
Lo dejo pro ahora! Sigo colgando otro dia, va? .
Última edición por Julia Cöle el Miér Jul 01 2009, 14:12, editado 1 vez
Julia Cöle- 1er Grado
- Cantidad de envíos : 240
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 27
Localización : Observándote.
Re: Contigo o sin tí
Mola tela *o* Pero tengo una curiosidad, ¿por qué le has puesto esos nombres a los personajes? Porque si estás registrada como chica me extraña bastante, en caso contrario pensaría que eres Dan ._.
Pero hablando de la historia, me encanta, y además está bien escrita y todo (he de decir que odio las cosas escritas con gente que parece que tienen parkinson o algo xD).
Pero hablando de la historia, me encanta, y además está bien escrita y todo (he de decir que odio las cosas escritas con gente que parece que tienen parkinson o algo xD).
Elisabeth Claire- 1er Grado
- Cantidad de envíos : 356
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 31
Localización : Que cotilla eres ¬¬
Re: Contigo o sin tí
Exceptuando cuestiones estilísticas y de gustos que son distintos en cada escritor y en cada lector, me gusta. A ver qué tal el próximo.
He sido buena persona =D
Aunque yo revisaría antes de subir cosas. Se escapan muchas erratas si no.
He sido buena persona =D
Aunque yo revisaría antes de subir cosas. Se escapan muchas erratas si no.
Tyelperin Nar- 1er Grado
- Cantidad de envíos : 204
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Re: Contigo o sin tí
Muchas Gracias! *O*. Elisabeth, esta historia está inspirada en las dos facetas diferentes de una sola persona,en realidad. Jake,es como la parte más dulce, pero Axel,es más rebelde. Desde mi punto de vista,quería crear personajes diferentes. Tyelperin,gracias a tí tambien!
2º Capítulo: La pelea
..Antes de alzar la vista suspiré y comprobé con amargura que Axel había alzado la vista y tenía la goma que había chocado contra mí en la mano. El chico buscaba al responsable con cara de odio y frustración y yo pude ver que en la goma había escrito con un permanente ‘¿Te mola el nuevo Jake?’ Unas ganas de gritar se me precipitaron, pero me recordé a mi mismo que no debía hacerlo. De todas maneras ya era tarde para decirle al chico que no importaba, pues Axel ya se había levantado de su silla con escándalo y se dirigía al responsable de la broma, un mal nacido llamado Kriss, que tenía el cerrado pensamiento de un nazi de la guerra. -¿Qué te crees rapado? ¿Qué acaso tu eres perfecto? Con esa cara de idiota y ese pensamiento de abuela no llegarás muy lejos- Yo estaba petrificado y Kriss parecía responder a las palabras de Axel, pues se puso en pie, dispuesto a pelea, seguro.
Boil’s se había dado la vuelta, dejando la pizarra por un momento de lado, mientras que por lo que yo podía observar, incapaz de actuar. Y yo no pude reprimir un alarido, por supuesto que no -¿¡Boil’s se piensa quedar ahí parado cual roca?!- Intentaba acercarme a ellos, mientras chocaba con sillas, mesas y cualquier masa sólida que se antepusiera en mi camino.
Pero ya daba igual, era tarde para evitar cualquier tipo de enfrentamiento. Axel alzó su puño y se lo estampó con todas sus fuerzas en la cara a Kriss, el cual parecía haberse quedado alucinado por el acto valeroso del chico. Ahora su nariz estaba encharcada en sangre, pero se levantó igualmente y empujó a Axel hacia la pared, estampándolo como si se tratase de un trapo, quedándose a pocos palmos de su cara -¿Y vosotros? ¿Qué sois? Sois errores de la naturaleza, escoria- Tras esto tubo la desfachatez de reír en su cara, mientras el otro chico rugía de dolor, dado que Kriss le clavaba el puño en el estómago. Boil’s seguía parado con los ojos como platos, viéndose incapaz de mover un dedo, por el simple hecho de que pudiera ocurrir algo mas grave, menudo cobarde. El grandullón miró con odio a Axel y le estampó su gigantesco puño en la boca, la cual dejó sangrando totalmente.
Puede que fuera el dolor que sentía por dentro o puede que fueran las ganas de ver sufrir a Kriss las que me hicieran correr hacia él y estamparlo en una mesa –Eres un idiota repelente, que no busca más que pelea por todos lados. La humanidad sería mas feliz sin ti, asqueroso mandril- Y podría haberme tirado horas insultándolo, pero me pareció mas necesario ayudar a Axel -¿Te ha hecho mucho daño? ¿Necesitas ayuda? ¿Alcohol o algo?- No podía reprimir la ansiedad que sentía en ese momento, así que la dejé fluir tal cual la experimentaba. El chico negó con la cabeza y miró hacia Boil’s, el cual se acercaba a Kriss con la ligereza que su peso le permitía –la cual no era demasiada- y lo agarró por el cuello. -¡Usted! ¿Qué se ha creído Señor Krissray? ¡Estoy seguro de que estará encantado de explicarle a jefatura todo lo que usted ha hecho mal, y no se preocupe, que estaré delante para corregir sus mentiras! Ahora ¡vallase! ¡Fuera de mi clase!- Empujó a Kriss hasta que este quedó totalmente fuera del aula, y todos oímos como pataleaba el suelo mientras giraba el pasillo, directo al banco de dirección. Seguí sin mover un dedo, gracias al alucinamiento que sentía y la clase se quedó en un silencio sepulcral por unos momentos, y yo no sería precisamente el que lo rompería.
Boil’s fue el valiente que habló primero -¡Venga, señores! ¿No pensarán quedarse ahí todo el día ahí parados, verdad que no? Ustedes, Señor Jacob y Usted otro, Señoriíto Axel, vayan ahora mismo a lavarse esa sangre y después diríjanse a enfermería. No se molesten en volver a clase hasta las 14:00, exactamente, ni un minuto más, ni uno menos, les estaré esperando en mi despacho- Al pobre hombre parecía que le iba a dar un ataque, y dado a sus kilos de más y su baja estatura, no era demasiado difícil. Le extendí la mano a Axel y este la cogió, mientras con la otra se protegía la herida infectada, y llena de sangre. Anduve con paso lento, igual que él, hasta empujar la puerta y comprobar que nadie se encontraba en el pasillo.
Atravesé el umbral y esperé a que el chico hiciera lo mismo, mientras recapacitaba sobre todo lo que acababa de ocurrir en tan poco tiempo. Y eso que pretendía pasar un rato aislado de burlas y comentarios despectivos. Axel me adelantó y yo seguía sin administrar tanta información junta, me resultaba imposible. Era como un disco duro al cual se le pasan ochenta programas de 1.000 bts a la vez. La conmoción inundaba cada parte de mi ser, nublándome la opción de poder hablar, pensar o incluso llorar. El chico se dio la vuelta, estresado por mi lentitud –Venga, de aquí a que lleguemos al baño me habré desangrado y entonces esto no habrá servido de nada- Bromeó. Cojeando nos acercamos a los baños, y de nuevo el pasillo me resultó interminable. Entré al baño aparentemente blanco, pero impregnado de pintadas, dibujos, graffitis, y olor a tabaco y porro por todos lados.
Axel se apoyó en la pila y comenzó a lavarse la herida con agua, mientras escupía esa sustancia roja tan desagradable. Y yo, pasmado allí delante, cada vez que veía fluir aquella sustancia, iba marchitándome de culpa, por dentro cada vez más. El chico, no parecía sufrir ningún tipo de dolor fuera de lo normal, es más, yo parecía estar sufriendo más que él en aquellos momentos. Estuve repasando mentalmente, durante unos minutos todas las disculpas que se merecía, sabiendo que me quedaría totalmente en blanco. –Bueno, Axel..te agradezco lo que has hecho, yo no me hubiera sabido defender así- No sabía cómo continuar, las palabras se me atragantaban, como si quisiesen salir todas a la vez –Pero no debiste hacerlo. Las consecuencias de lo mis actos, o de mis gustos, no las debe pagar otro- Bien, por lo menos no había soltado ninguna tontería, todavía. Axel levantó la cabeza del lavabo y me miró alzando una ceja a través del espejo –No, no defendía tus ideales, chaval. Tan solo defendía los míos- Y ahí fue cuando terminé de alucinar del todo, no podía ser bisexual..
Aquí lo dejo de nuevo (: Si habeis llegado hasta aquí leyendo..Muchas gracias! >///<
2º Capítulo: La pelea
..Antes de alzar la vista suspiré y comprobé con amargura que Axel había alzado la vista y tenía la goma que había chocado contra mí en la mano. El chico buscaba al responsable con cara de odio y frustración y yo pude ver que en la goma había escrito con un permanente ‘¿Te mola el nuevo Jake?’ Unas ganas de gritar se me precipitaron, pero me recordé a mi mismo que no debía hacerlo. De todas maneras ya era tarde para decirle al chico que no importaba, pues Axel ya se había levantado de su silla con escándalo y se dirigía al responsable de la broma, un mal nacido llamado Kriss, que tenía el cerrado pensamiento de un nazi de la guerra. -¿Qué te crees rapado? ¿Qué acaso tu eres perfecto? Con esa cara de idiota y ese pensamiento de abuela no llegarás muy lejos- Yo estaba petrificado y Kriss parecía responder a las palabras de Axel, pues se puso en pie, dispuesto a pelea, seguro.
Boil’s se había dado la vuelta, dejando la pizarra por un momento de lado, mientras que por lo que yo podía observar, incapaz de actuar. Y yo no pude reprimir un alarido, por supuesto que no -¿¡Boil’s se piensa quedar ahí parado cual roca?!- Intentaba acercarme a ellos, mientras chocaba con sillas, mesas y cualquier masa sólida que se antepusiera en mi camino.
Pero ya daba igual, era tarde para evitar cualquier tipo de enfrentamiento. Axel alzó su puño y se lo estampó con todas sus fuerzas en la cara a Kriss, el cual parecía haberse quedado alucinado por el acto valeroso del chico. Ahora su nariz estaba encharcada en sangre, pero se levantó igualmente y empujó a Axel hacia la pared, estampándolo como si se tratase de un trapo, quedándose a pocos palmos de su cara -¿Y vosotros? ¿Qué sois? Sois errores de la naturaleza, escoria- Tras esto tubo la desfachatez de reír en su cara, mientras el otro chico rugía de dolor, dado que Kriss le clavaba el puño en el estómago. Boil’s seguía parado con los ojos como platos, viéndose incapaz de mover un dedo, por el simple hecho de que pudiera ocurrir algo mas grave, menudo cobarde. El grandullón miró con odio a Axel y le estampó su gigantesco puño en la boca, la cual dejó sangrando totalmente.
Puede que fuera el dolor que sentía por dentro o puede que fueran las ganas de ver sufrir a Kriss las que me hicieran correr hacia él y estamparlo en una mesa –Eres un idiota repelente, que no busca más que pelea por todos lados. La humanidad sería mas feliz sin ti, asqueroso mandril- Y podría haberme tirado horas insultándolo, pero me pareció mas necesario ayudar a Axel -¿Te ha hecho mucho daño? ¿Necesitas ayuda? ¿Alcohol o algo?- No podía reprimir la ansiedad que sentía en ese momento, así que la dejé fluir tal cual la experimentaba. El chico negó con la cabeza y miró hacia Boil’s, el cual se acercaba a Kriss con la ligereza que su peso le permitía –la cual no era demasiada- y lo agarró por el cuello. -¡Usted! ¿Qué se ha creído Señor Krissray? ¡Estoy seguro de que estará encantado de explicarle a jefatura todo lo que usted ha hecho mal, y no se preocupe, que estaré delante para corregir sus mentiras! Ahora ¡vallase! ¡Fuera de mi clase!- Empujó a Kriss hasta que este quedó totalmente fuera del aula, y todos oímos como pataleaba el suelo mientras giraba el pasillo, directo al banco de dirección. Seguí sin mover un dedo, gracias al alucinamiento que sentía y la clase se quedó en un silencio sepulcral por unos momentos, y yo no sería precisamente el que lo rompería.
Boil’s fue el valiente que habló primero -¡Venga, señores! ¿No pensarán quedarse ahí todo el día ahí parados, verdad que no? Ustedes, Señor Jacob y Usted otro, Señoriíto Axel, vayan ahora mismo a lavarse esa sangre y después diríjanse a enfermería. No se molesten en volver a clase hasta las 14:00, exactamente, ni un minuto más, ni uno menos, les estaré esperando en mi despacho- Al pobre hombre parecía que le iba a dar un ataque, y dado a sus kilos de más y su baja estatura, no era demasiado difícil. Le extendí la mano a Axel y este la cogió, mientras con la otra se protegía la herida infectada, y llena de sangre. Anduve con paso lento, igual que él, hasta empujar la puerta y comprobar que nadie se encontraba en el pasillo.
Atravesé el umbral y esperé a que el chico hiciera lo mismo, mientras recapacitaba sobre todo lo que acababa de ocurrir en tan poco tiempo. Y eso que pretendía pasar un rato aislado de burlas y comentarios despectivos. Axel me adelantó y yo seguía sin administrar tanta información junta, me resultaba imposible. Era como un disco duro al cual se le pasan ochenta programas de 1.000 bts a la vez. La conmoción inundaba cada parte de mi ser, nublándome la opción de poder hablar, pensar o incluso llorar. El chico se dio la vuelta, estresado por mi lentitud –Venga, de aquí a que lleguemos al baño me habré desangrado y entonces esto no habrá servido de nada- Bromeó. Cojeando nos acercamos a los baños, y de nuevo el pasillo me resultó interminable. Entré al baño aparentemente blanco, pero impregnado de pintadas, dibujos, graffitis, y olor a tabaco y porro por todos lados.
Axel se apoyó en la pila y comenzó a lavarse la herida con agua, mientras escupía esa sustancia roja tan desagradable. Y yo, pasmado allí delante, cada vez que veía fluir aquella sustancia, iba marchitándome de culpa, por dentro cada vez más. El chico, no parecía sufrir ningún tipo de dolor fuera de lo normal, es más, yo parecía estar sufriendo más que él en aquellos momentos. Estuve repasando mentalmente, durante unos minutos todas las disculpas que se merecía, sabiendo que me quedaría totalmente en blanco. –Bueno, Axel..te agradezco lo que has hecho, yo no me hubiera sabido defender así- No sabía cómo continuar, las palabras se me atragantaban, como si quisiesen salir todas a la vez –Pero no debiste hacerlo. Las consecuencias de lo mis actos, o de mis gustos, no las debe pagar otro- Bien, por lo menos no había soltado ninguna tontería, todavía. Axel levantó la cabeza del lavabo y me miró alzando una ceja a través del espejo –No, no defendía tus ideales, chaval. Tan solo defendía los míos- Y ahí fue cuando terminé de alucinar del todo, no podía ser bisexual..
Aquí lo dejo de nuevo (: Si habeis llegado hasta aquí leyendo..Muchas gracias! >///<
Última edición por Julia Cöle el Miér Jul 01 2009, 14:16, editado 1 vez
Julia Cöle- 1er Grado
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Re: Contigo o sin tí
Me encanta, Julia *-* Además el profesor Bolis (ya sé que es Boil's xD) se parece un huevo a uno que tenía yo en 2ºESO, y eso me ha hecho la lectura más entretenida (el pobre tenía cara de Mr. Potato xD).
Pues eso, que sigas con la historia, aunque el final de este capítulo ya me lo suponía, ya xDDD
Pero en serio, está genial ^-^
Pues eso, que sigas con la historia, aunque el final de este capítulo ya me lo suponía, ya xDDD
Pero en serio, está genial ^-^
Elisabeth Claire- 1er Grado
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Edad : 31
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Re: Contigo o sin tí
Sigue gustándome cómo va. Tengo en cuenta que narrar desde una primera persona es más difícil (normalmente, el autor se vincula a los que escribe y le es más complicado separar sus propias ideas de las de los personajes). Como consejo, añadiría que diferenciases más los diálogos y que a ser posible no usases ningún emoticono (aunque sea sólo uno) porque le quitan...seriedad...
Tyelperin Nar- 1er Grado
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Fecha de inscripción : 29/06/2009
Re: Contigo o sin tí
Muchas gracias a mis dos seguidores *O*! Tomaré en cuenta los consejos, he intentaré mejorarlos a partir de ahora ^-^! Besos ~
Capítulo 3º: Algo más de tí
Callé durante unos momentos, esperando que Axel añadiera algo más, pero no lo hizo, y yo me sentía perdido, mucho además. ¿Qué debía decirle? A decir verdad, lo sabía bien, pero mi sentido de la vergüenza me superaba en esos momentos. –Esto..yo, bueno, gracias de todas maneras, no sabía que tu fueras..en fin, eso- Ahora sí la estaba fastidiando. El varón me miró y después soltó una risita contenida, que le hizo parecer un niño pequeño.
–Tranquilo, Jake, no voy a sonrojarme porque digas la palabra Bisexual- Vocalizó la última palabra con todas las petras y lentamente, haciéndome sentir aún más incómodo en ese momento. - ¡No! No lo decía por eso..esto, también podrías ser gay, o algo, quién sabe- Mentí con mi fallida cara de farol, mintiendo peor que nadie lo hizo jamás. Axel rodó los ojos y volvió a mirar al espejo, escupiendo por ultima vez el fluido color rojo. –Bueno, creo que ya está, ahora debería ir a la enfermería a que me pusieran un par de puntos en el labio, no parece grave, pero mejor que se me cure antes, así tendré los labios perfectos para..poder comer mejor-
Su pausa hizo que una sonrisa traviesa se extendiera por mis labios, totalmente sin querer. Él se dio cuenta y contesto con otras el doble de perversa, lo que me hizo ponerme como un tomate, sin apenas notarlo hasta mirarme en el empañado espejo. –Bueno, esto..será mejor que salgamos cuanto antes de aquí, creo que el humo de los petas nos está afectando un poco- Sonreí y salí de allí con andares ligeros, notando el cambio que se experimentaba al salir del recargado aseo.
Caminé lentamente junto a él todo el tiempo, hasta llegar a la enfermería, un piso más arriba de las clases, junto con la biblioteca, los despachos y la sala de informática. Ahora, podía fijarme bien en las recargadas paredes llenas de cuadros de antiguos maestros, directores, o celebridades de la enseñanza por doquier. También en el color verde musgo que inundaba los tramos libres que quedaban de pared, y el suelo, recubierto de una moqueta parecida a una alfombra color negra, roja y de matices cálidos, difíciles de distinguir debido al desgaste de esta. Hacía dos meses y medio que no observaba, de nuevo, el instituto.
Finalmente, y casi sin darme cuenta nos encontramos frente a la puerta de madera con un pequeño letrero en el cual se podían distinguir la palabra ‘Enfermería’ perfectamente. El suspiró y yo sonreí y negué con la cabeza de desesperación y toqué en esta dos veces, esperando a que la Sr. Poonkins abriera la puerta, con su habitual hospitalidad. Una señora de grandes dimensiones abrió la puerta con una extensa sonrisa, y su uniforme de enfermera.
-¡Oh! Buenos días, muchachos, ¿Qué os trae por mi agraciada enfermería, si puede saberse? ¿Un huevo roto? ¿Tal vez un esguince? – La mujer hablaba tan deprisa que casi me aturullé escuchando lo que decía, y Axel cada vez tenía la cara un poco más descompuesta por el corte. –Esto, no, Sr. Poonkins, es, es mi amigo, creo que habrá que darle un par de puntos en el labio..ya sabe, una pelea- La mujer puso mala cara cuando escuchó la palabra ‘pelea’ y nos hizo pasad a los dos -¿Una pelea, dices? ¿¡Ya?! Por dios y por todo, si acabáis de empezar el curso, ¡No os debería dar tiempo a enzarzaros en peleas absurdas!- Poonkins parecía indignada y eso me hizo sonreír, estaba verdaderamente cómica. –Si bueno, creo que esta vez teníamos razones para ello- Comentó Axel
con indiferencia mientras se sentaba en la camilla.
Ella puso un gesto de desagrado –Bueno puede, ¡pero nunca son razones suficientes las que te llevan a herir físicamente a otra persona! Por cierto, querido ¿Tú eres?- Dijo mirando al chico que se dio cuenta de su mala educación –Perdone, que descortesía por mi parte, Soy Axel, un placer señora..- Y se dio cuenta que no había separado en su nombre –Sr. Poonkins, cielo. Ahora déjame que te cure esto antes de ponerte la tirita de los puntos, no será necesario coserlo- Añadió y echó en un algodón un chorro de una botella de alcohol, eso iba a dolerle. Axel gimió un poco cuando el trocito de este hizo contacto con su herida, pero de dejó curar y poner la tirita, sin rechistar la mitad de lo que yo lo habría hecho. Era genial. Bueno, esto solo un poco, supongo. Estuve de pie durante un cuarto de hora, mientras que la señora Poonkins le curó del todo. –Escúchame, muchacho. Tienes que desinfectarte la herida cada noche durante tres días, y toma estas tiritas de recambio. ¡Ah! Casi lo olvido, sería de mi agrado no volver a veros por enfermería, señoriítos- La mujer puso un gesto de mala uva y los dos salimos cuanto antes de allí. Pasé la puerta de madera tras Axel y la cerré. ¿Y ahora qué? El chico se apoyó en la pared y suspiró un par de veces. No sabía demasiado bien si debía establecer yo una conversación. –Supongo que siento haberla liado el primer día- Dijo Axel, casi por obligación. Yo tampoco sabía si esa pelea debería tener demasiadas disculpas, ahora que lo pienso. –No fue culpa tuya, ya sabes. Kriss es un nazi de mierda. Sé lo ganó el mismo- El arqueó una ceja y yo sonreí –En ese caso, yo también me alegro de haberle pateado- Su sonrisa se ensanchó y yo, en ese momento me sentí pequeñito, insignificante ante él.
Era era..extraño, quizás no lo hubiera sentido antes. Es más, nunca lo había hecho. Pero ¿qué razones tenía para sentirme así? ¿Acaso sabía algo de su vida? No. Reuní el valor suficiente para preguntarle –Y, esto..bueno no sé nada de ti. ¿Dónde vives? ¿Y tus padres? ¿Tienes novio o, quizás novia? – No, la ultima pregunta no tenía perdón. Mis manos automáticamente se instalaron en mi boca y mi rostro tomó un matiz rojo, un rojo demasiado intenso. El, al verme rodó los ojos de nuevo y rió, con una risa que producía por dentro, absolutamente perfecta –Esto, pues mis padres son, son de adopción. Y no, no soy de Londres, sino de Alemania. Venecia, en particular. Ellos me adoptaron y me trajeron aquí, el año pasado. En verano. No sé nada de mis antiguos padres, por lo que ahórrate el ‘Lo siento’, como formulan todos los actores de una película después de formular una pregunta “dolorosa”- Abrí la boca para decir algo pero el me la hizo callar con un movimiento de mano –Vivo en Elms Street, cerca de la biblioteca municipal, y no, no tengo novio, ni novia. Aunque eso da igual, supongo- Volvió a sonreír y esta vez no pudo evitar que yo hablara –Pues, esto..si no aceptas un lo siento, diré que espero que tus nuevos padres sean encantadores, y te sientas a gusto con ellos..-
No sabía que añadir, así que opté por formular las mismas respuestas
que él –Pues, verás yo vivo en Treack Round, tengo 15 años, como tú, supongo, y mis padres son unos importantes políticos del mediado Oeste, por lo que no pasan tiempo en casa. Es como su viviera solo- Suspiré, al recordar mi amarga soledad en la casa, y en el aburrimiento que esta solía ocasionar. El, atento a cada rasgo de mi cara, se percató de la señal de amargura que esta lucía en ese momento. -¿No te gusta vivir solo?- Suspiró. Yo también lo hice. Nuestras miradas se encontraron unos segundos y me perdí en sus ojos oscuros, como pozos. Se me olvidó quien era y donde estaba, hasta que un timbre interrumpió aquel momento. El no hizo por apartarse de mi cara, pero yo sí debía hacerlo. Me levanté con pesadez, eso sí, pero le tendí una mano, la cual el agarró, como si yo fuera algo tan frágil que pudiera romperse con absoluta facilidad. No me había tratado así antes. –Bueno, creo que..deberías irte a clase. Yo también lo haré- Pero en realidad, no quería marcharme.
Aquí lo dejo por ahora! .
Capítulo 3º: Algo más de tí
Callé durante unos momentos, esperando que Axel añadiera algo más, pero no lo hizo, y yo me sentía perdido, mucho además. ¿Qué debía decirle? A decir verdad, lo sabía bien, pero mi sentido de la vergüenza me superaba en esos momentos. –Esto..yo, bueno, gracias de todas maneras, no sabía que tu fueras..en fin, eso- Ahora sí la estaba fastidiando. El varón me miró y después soltó una risita contenida, que le hizo parecer un niño pequeño.
–Tranquilo, Jake, no voy a sonrojarme porque digas la palabra Bisexual- Vocalizó la última palabra con todas las petras y lentamente, haciéndome sentir aún más incómodo en ese momento. - ¡No! No lo decía por eso..esto, también podrías ser gay, o algo, quién sabe- Mentí con mi fallida cara de farol, mintiendo peor que nadie lo hizo jamás. Axel rodó los ojos y volvió a mirar al espejo, escupiendo por ultima vez el fluido color rojo. –Bueno, creo que ya está, ahora debería ir a la enfermería a que me pusieran un par de puntos en el labio, no parece grave, pero mejor que se me cure antes, así tendré los labios perfectos para..poder comer mejor-
Su pausa hizo que una sonrisa traviesa se extendiera por mis labios, totalmente sin querer. Él se dio cuenta y contesto con otras el doble de perversa, lo que me hizo ponerme como un tomate, sin apenas notarlo hasta mirarme en el empañado espejo. –Bueno, esto..será mejor que salgamos cuanto antes de aquí, creo que el humo de los petas nos está afectando un poco- Sonreí y salí de allí con andares ligeros, notando el cambio que se experimentaba al salir del recargado aseo.
Caminé lentamente junto a él todo el tiempo, hasta llegar a la enfermería, un piso más arriba de las clases, junto con la biblioteca, los despachos y la sala de informática. Ahora, podía fijarme bien en las recargadas paredes llenas de cuadros de antiguos maestros, directores, o celebridades de la enseñanza por doquier. También en el color verde musgo que inundaba los tramos libres que quedaban de pared, y el suelo, recubierto de una moqueta parecida a una alfombra color negra, roja y de matices cálidos, difíciles de distinguir debido al desgaste de esta. Hacía dos meses y medio que no observaba, de nuevo, el instituto.
Finalmente, y casi sin darme cuenta nos encontramos frente a la puerta de madera con un pequeño letrero en el cual se podían distinguir la palabra ‘Enfermería’ perfectamente. El suspiró y yo sonreí y negué con la cabeza de desesperación y toqué en esta dos veces, esperando a que la Sr. Poonkins abriera la puerta, con su habitual hospitalidad. Una señora de grandes dimensiones abrió la puerta con una extensa sonrisa, y su uniforme de enfermera.
-¡Oh! Buenos días, muchachos, ¿Qué os trae por mi agraciada enfermería, si puede saberse? ¿Un huevo roto? ¿Tal vez un esguince? – La mujer hablaba tan deprisa que casi me aturullé escuchando lo que decía, y Axel cada vez tenía la cara un poco más descompuesta por el corte. –Esto, no, Sr. Poonkins, es, es mi amigo, creo que habrá que darle un par de puntos en el labio..ya sabe, una pelea- La mujer puso mala cara cuando escuchó la palabra ‘pelea’ y nos hizo pasad a los dos -¿Una pelea, dices? ¿¡Ya?! Por dios y por todo, si acabáis de empezar el curso, ¡No os debería dar tiempo a enzarzaros en peleas absurdas!- Poonkins parecía indignada y eso me hizo sonreír, estaba verdaderamente cómica. –Si bueno, creo que esta vez teníamos razones para ello- Comentó Axel
con indiferencia mientras se sentaba en la camilla.
Ella puso un gesto de desagrado –Bueno puede, ¡pero nunca son razones suficientes las que te llevan a herir físicamente a otra persona! Por cierto, querido ¿Tú eres?- Dijo mirando al chico que se dio cuenta de su mala educación –Perdone, que descortesía por mi parte, Soy Axel, un placer señora..- Y se dio cuenta que no había separado en su nombre –Sr. Poonkins, cielo. Ahora déjame que te cure esto antes de ponerte la tirita de los puntos, no será necesario coserlo- Añadió y echó en un algodón un chorro de una botella de alcohol, eso iba a dolerle. Axel gimió un poco cuando el trocito de este hizo contacto con su herida, pero de dejó curar y poner la tirita, sin rechistar la mitad de lo que yo lo habría hecho. Era genial. Bueno, esto solo un poco, supongo. Estuve de pie durante un cuarto de hora, mientras que la señora Poonkins le curó del todo. –Escúchame, muchacho. Tienes que desinfectarte la herida cada noche durante tres días, y toma estas tiritas de recambio. ¡Ah! Casi lo olvido, sería de mi agrado no volver a veros por enfermería, señoriítos- La mujer puso un gesto de mala uva y los dos salimos cuanto antes de allí. Pasé la puerta de madera tras Axel y la cerré. ¿Y ahora qué? El chico se apoyó en la pared y suspiró un par de veces. No sabía demasiado bien si debía establecer yo una conversación. –Supongo que siento haberla liado el primer día- Dijo Axel, casi por obligación. Yo tampoco sabía si esa pelea debería tener demasiadas disculpas, ahora que lo pienso. –No fue culpa tuya, ya sabes. Kriss es un nazi de mierda. Sé lo ganó el mismo- El arqueó una ceja y yo sonreí –En ese caso, yo también me alegro de haberle pateado- Su sonrisa se ensanchó y yo, en ese momento me sentí pequeñito, insignificante ante él.
Era era..extraño, quizás no lo hubiera sentido antes. Es más, nunca lo había hecho. Pero ¿qué razones tenía para sentirme así? ¿Acaso sabía algo de su vida? No. Reuní el valor suficiente para preguntarle –Y, esto..bueno no sé nada de ti. ¿Dónde vives? ¿Y tus padres? ¿Tienes novio o, quizás novia? – No, la ultima pregunta no tenía perdón. Mis manos automáticamente se instalaron en mi boca y mi rostro tomó un matiz rojo, un rojo demasiado intenso. El, al verme rodó los ojos de nuevo y rió, con una risa que producía por dentro, absolutamente perfecta –Esto, pues mis padres son, son de adopción. Y no, no soy de Londres, sino de Alemania. Venecia, en particular. Ellos me adoptaron y me trajeron aquí, el año pasado. En verano. No sé nada de mis antiguos padres, por lo que ahórrate el ‘Lo siento’, como formulan todos los actores de una película después de formular una pregunta “dolorosa”- Abrí la boca para decir algo pero el me la hizo callar con un movimiento de mano –Vivo en Elms Street, cerca de la biblioteca municipal, y no, no tengo novio, ni novia. Aunque eso da igual, supongo- Volvió a sonreír y esta vez no pudo evitar que yo hablara –Pues, esto..si no aceptas un lo siento, diré que espero que tus nuevos padres sean encantadores, y te sientas a gusto con ellos..-
No sabía que añadir, así que opté por formular las mismas respuestas
que él –Pues, verás yo vivo en Treack Round, tengo 15 años, como tú, supongo, y mis padres son unos importantes políticos del mediado Oeste, por lo que no pasan tiempo en casa. Es como su viviera solo- Suspiré, al recordar mi amarga soledad en la casa, y en el aburrimiento que esta solía ocasionar. El, atento a cada rasgo de mi cara, se percató de la señal de amargura que esta lucía en ese momento. -¿No te gusta vivir solo?- Suspiró. Yo también lo hice. Nuestras miradas se encontraron unos segundos y me perdí en sus ojos oscuros, como pozos. Se me olvidó quien era y donde estaba, hasta que un timbre interrumpió aquel momento. El no hizo por apartarse de mi cara, pero yo sí debía hacerlo. Me levanté con pesadez, eso sí, pero le tendí una mano, la cual el agarró, como si yo fuera algo tan frágil que pudiera romperse con absoluta facilidad. No me había tratado así antes. –Bueno, creo que..deberías irte a clase. Yo también lo haré- Pero en realidad, no quería marcharme.
Aquí lo dejo por ahora! .
Julia Cöle- 1er Grado
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