La biblioteca [ZdR]

**Master** Dom Jun 28 2009, 12:58

Una gran sala de piedra, al fondo del pasillo, nos muestra toda la colección de libros de los dirigentes del castillo, de la que podéis aprovecharos y venir a informaros sobre cualquier tema. Se trata de una enorme sala con todas las paredes hasta arriba de libros que descansan en las viejas estanterías de madera.
En el centro de la sala, están situados los bancos con mesas del mismo material que las estanterías, dispuestas de forma que podáis descansar y trabajar sobre ellos, así como velas para alumbraros si necesitáis quedaros hasta tarde leyendo.

**Dakota G. Ward** Lun Jun 29 2009, 19:03

Entro por la puerta con una sonrisa extensa,mirando el lugar,tan repleto de libros.

**Ekaterina Medvénev** Lun Jun 29 2009, 19:11

Rodéandose con sus propios brazos, debido a la temperatura algo más baja en esta parte del castillo, entró en una sala repleta de... ¿Libros? Sí, aquellas aglomeraciones de papel y figuritas pequeñas que ella no entendía.
Esbozó una mueca, disgustada. Ella no quería estar allí. Quería estar en su casa, con su madre, con Stephano... Negó con la cabeza para quitarse aquellas ideas. Stephano le había prometido que se reuniría con ella, no tenía por qué estar triste. Él vendría, la buscaría y juntos se irían de allí.
Con unos andares algo tímidos recorrió la sala, topándose entonces con una mujer totalmente desconocida para ella. Tragó saliba, momentáneamente incómoda, sintiéndose incapaz de articular ninguna palabra.

**Dakota G. Ward** Lun Jun 29 2009, 19:18

Miro a la chica que entra con aire despistado y abro la boca -Esto..Hola- Saludo intentando no interrumpir demasiado el debate que se estaba dando ella misma en su interior .

**Ekaterina Medvénev** Lun Jun 29 2009, 19:23

Miró a la mujer, ceñuda, sin pestañear y sin pretender por eso ser maleducada. Paró en seco, a un par de metros de ella. Carraspeó un poco, antes de hablar:

- Buenas tardes... -saludó, con un hilo de voz, llevándose entonces una mano a la garganta, preocupada a la vez que sorprendida. Tragó saliva y carraspeó de nuevo.

Miró a su alrededor, desconcertada. Ella no quería encontrar esa sala, quería ir al comedor, pero al parecer se había perdido. Ese no era su lugar, más que nada por que, de momento, aquellas cosas llamas Libros no llamaban para nada su atención.

**Dakota G. Ward** Lun Jun 29 2009, 19:34

Miro a la 'mujer' con una ceja alzada -No como,¿eh? Y este lugar tampoco- Río por lo bajo.

**Ekaterina Medvénev** Lun Jun 29 2009, 19:40

Desvió la mirada por la sala, sumiéndose en sus pensamientos. Si supiera escribir ahora podría sentarse allí, cerca de una ventana, y escribirle una carta a Stephano, diciéndole cuánto lo extrañaba ya, preguntándole si tardaría mucho en venir a por ella...
Negó de nuevo con la cabeza, apartando esos pensamientos de su mente. Por mucho que escribiera una carta no serviría de nada, Stephano no sabía leer, al igual que ella.
Casi dió un respingo al escuchar a la mujer. La miró, algo confusa y cohibida.

- Dudo que eso -señaló con un dedo a una pila de libros que había en una mesa- coma. Lo siento, no era mi intención ofenderla con mi... Grosero comportamiento... -se disculpó, agachando levemente la cabeza, avergonzada.

**Dakota G. Ward** Lun Jun 29 2009, 19:43

Miro a la niña con una sonrisa de lado -No importa,yo tambien soy nueva aquí- Tercio,sentándome en una cómoda silla.

**Ekaterina Medvénev** Lun Jun 29 2009, 19:47

Asintió con la cabeza, sin querer decir nada más. ¿Qué le podría decir? Lo cierto es que ahora no tenía ganas de hablar con nadie... Se quedó de pie, con la mirada perdida entre los libros, buscando algo que para ella no tenía importancia ninguna.

**Dakota G. Ward** Lun Jun 29 2009, 19:50

Miro a la niña un instante y veo la hora de mi reloj -Esto,devería irme ¿sabes? Será mejor que tu tambien marches..esto por la noche se llena de fantasmas - Río interiormete -Por cierto, Soy Dakota - Y salgo,haciendo sonar mis tacones.

**Ekaterina Medvénev** Lun Jun 29 2009, 19:58

¿Fantasmas? ¿Había dicho fantasmas? ¿Serviría el talismán que tenía guardado para alejarlos de ella? Sintió de repente una oleada de agonía. En su aldea, a los fantasmas se les tenía mucho respeto y decir que aquello se llenaría de esos seres no hizo más que empeorar su estado.

Anotó en su cabeza el nombre de la mujer, aunque realmente poco le interesaba.

De nuevo, se quedó sola. Sola, con la idea de fantasmas rondando por allí. ¿Y dónde estaba Stephano? ¿Dónde estaba para cuidarla y protegerla? ¿Por qué sus padres no lo habían mandado aquí como habían hecho los suyos con ella?

De nuevo, una oleada de agonía la recorrió. Se acercó casi corriendo, mirando con ansia hacia fuera, como un pájaro al que han encerrado en una jaula con barrotes y no dejan salir. Apoyó la frente en el cristal, notando segundos después cómo una gota salada le recorría la mejilla, precipitándose poco después al suelo, dejando una leve señal de la tristeza y la agonía que la recorrían.

**celia** Lun Jun 29 2009, 22:57

Cuando entré me encontré con un montón de gente.
-¡Hola!-saludé.

**Ekaterina Medvénev** Mar Jun 30 2009, 15:01

Giró la cabeza al escuchar un saludo. Con el dorso de la mano se secó la cara, aún apenada. No tenía ganas de estar allí y menos de hablar con alguien que no fuera Stephano...
Sintiéndolo mucho por la chica, echó a correr, saliendo de aquellas cuatro paredes que, para ella, eran totalmente agobiantes y axfisiantes.

**Evélyn S. Clamorte** Mar Jun 30 2009, 15:06

Mis pasos vagos y melancolicos me guían hasta un lugar santo, la Biblioteca. Dentro de sus cuatro muros vive el saber, conviven miles de aventuras a cada cual más interesante, no hay hombre en la Tierra que sepa todo cuanto sabe incluso la más pequeña de las Bibliotecas. Mi figura parece por la puerta, ahogada entre capas y capas de ropa, llevaba una capa, un chalecho que em venía basante grande, un jersey, otro jersey y una camisa, pero no sentía calor. Sin pronunciar palabra y con la mirada baja camino hasta llegar a una estantería. Alzo la vista y oteo los libros. Cojo uno y salgo de allí, sin mirar a nadie.

**celia** Mar Jun 30 2009, 16:07

Me quedé asombrada por lo que había pasado con aquella chica.
¿Habia echo algo mal? Espero que no. No quería llegar y ser mal recibida el primer día de mi estancia en el Castillo.
Me encongí de hombros y me dirigí a los libros para elegir el que maás me gustase. Y com siempre el mismo dilema.
¿Cual escogía?
Cogí dos o tres y me senté en un mesa para leerlos tranquilamente.

**Shin D'Angelo** Mar Jun 30 2009, 21:40

Entra a una sala bastante interesante a su ver, por primera vez en toda su vida puede ver más libros de los que pudiera imaginar, cientos y cientos de libros que... Hehehé, desde luego, él no leería, ya lo haría algún amante de la lectura con tiempo. Se acercó a una de las estanterías y cogió un libro al azar, sin detenerse a mirar el títutlo de camino a la mesa. Se acomodó en el banco y lo abrió por una página cualquiera, arrimandose a una vela y leyendo con poco interés.

**Aileen R. Lésange** Mar Jun 30 2009, 21:50

Mientras pasea por el castillo explorando cada recobeco de él, por puro aburrimiento, se topa con una biblioteca.
- Oh *-* -se le iluminan los ojos, al ver taaaanto libro y taaaanta cultura por allí esparcida. Entra a la salda con sus andares gráciles muy propios de ella y se encuentra a Shin, leyendo, en un banco-. Búu~ Holap -primero le asusta y luego le saluda, con una sonrisa.

**Shin D'Angelo** Mar Jun 30 2009, 21:54

Escucha una voz conocida, a la que termina de ubicar cuando consigue ver por el rabillo del ojo. En sus labios termina por dibujarse una sonrisa vaga, de estas distraidas, y termina por levantar la cabeza del libro, mientras mira a la chica y no se inmuta por sus extraños saludos.
- Buenas noches, señorita. -dice mientras se acomoda de lado en el banco, para poder mirarla a ella y la biblioteca en sí.- Se ve que le gusta perseguirme, ¿cierto? La pude observar en el comedor, aunque no tuve la suerte de hablar con usted. -dice mientras pasea la mirada por la estancia, aún algo sorprendido por la cantidad de hojas de papel que tendría que haber allí.-

**Aileen R. Lésange** Mar Jun 30 2009, 22:16

- Sí, sí, ya ve. Me encanta seguirle a todos los lados -esboza una de sus sonrisas irónicas. Cruza los brazos sobre el pecho, observando a Shin-. Claro, claro... Como usted diga -bajo su punto de vista, debía de tener algo que a la gente no le gustaba. Vamos, que en este castillo, Aileen ya se consideraba un... ¿repelente? Sí, algo de eso.
Decide sentarse al lado del humano, mirándole tras la melena castaña clara.

**Evélyn S. Clamorte** Miér Jul 01 2009, 13:21

Llego a la Biblioteca caminando con parsimonia, mis pasos eran melancólicos. Melancólicos para con una realidad no vivida, una quimera, un estúpido sueño donde no encajaría, nunca encajo. Lleva un sombrero que me venía grande y me ocultaba la mayor parte del rostro, dejando tan solo ver en algo de penunmbra mis ojos glaucos. Me siento en una mesa cualquiera, pero donde no estuviera nadie. Abro el libro que había cogido antes, en mi primera visita, y comienzo a leer, sin prestar atención a nadie más. Mis hombros sujetaban el peso de la ropa que llevaba, varias capas, con otras vestimentas de aldeano, pero debido al trastorno que tengo no siento calor. Al rato salgo.

**Shin D'Angelo** Miér Jul 01 2009, 21:17

Vuelve a la vida poco a poco, saboreando al delicioso sabor de las páginas viejas del libro que había cogido el libro anterior y pudiendo notar el polvo que había dentro, menudo asco. Dejo escapar un gruñido algo molesto y alzó la cabeza, parpadeando y sacudiendose el pelo. Una vez espabilado, miró a su lado para descubrir que Aileen aún estaba allí sentada, en estado de trance.
- Que rara es la gente... -para ver si se espabila, le pone el libro que había cogido al azar en la cara: La Santa Biblia. Esperando que reaccionara o lo mismo debía darle un testarazo con él, para ver si hechaba a andar... Algo así como una máquina calentadora, de estas que se usan en invierno en las modestas casas del campo.-

**Aileen R. Lésange** Miér Jul 01 2009, 21:23

Vuelve en sí poquito a poco, abriendo los ojos con lentitud. Tiene todo el cuerpo agarrotado de haber dormido encima de... un banco Abre los ojos, pero sigue viéndolo todo negro. Tras un instante cavilando, llega a la conclusión de que... aaah, que tiene un libro en la cabeza ¬¬. Lo aparta con una mano y lo cierra. Entonces, ve el título del libro... La Santa Biblia. Como acto reflejo, lo primero que hace es hacer volar el libro por los aires, saltar del banco y por último, chillar.
- AAAAAAAAAAH, no puede ser -sacude la cabeza, vaya que se le haya pegado algo del señor que vive en el cielo. Se limpia la cara, porque el libro tenía polvo, y cosas religiosas que le dan mal rollo.

**Shin D'Angelo** Miér Jul 01 2009, 21:31

Mira cada una de sus reacciones y como el libro vuela por los aires con una sonrisa modesta, quizá ligeramente infantil, pero es que había tenido gracia. Se levantó y se acercó a cojer el libro, él cual no dudo en sacudir un poco ya que había estado en el suelo, y volver a dejarlo en alguna de las cuantiosas estanterías que había por allí. Se acercó a Aileen sin borrar la sonrisa anteriormente descrita del rostro, volviendo a tomar asiento.
- Tenga cuidado señorita, el libro podría tragársela de un sólo bocado... Y sería una desgracia muy grande. -mira la llama de la vela que había próxima a ambos, tamborileando con los dedos en la mesa algo carente de ritmo y sentido.- La Biblia habla de cosas extrañas, puedo comprenderlo, por más que me lo explico, no entiendo ese pánico que al parecer le tiene. -deja caer aquello como agua de abril, como el que no quiere la cosa. Ya llevaba varios días por allí, y a decir verdad, todo era súmamente extraño.-

**Aileen R. Lésange** Miér Jul 01 2009, 21:57

Sacude violentamente la cabeza. Aunque el libro que le han tirado no se vaya a morir, ella lo asesinará personalmente.
- ¿Desgracia? ¿Usted cree? Bah, no creo. Yo no sería una gran pérdida para la sociedad, sinceramente -comenta encogiendo los hombros, mientras vuelve al banco que antes había abandonado. Airea su pelo para colocarlo y después ladea la cabeza para observar a Shin-. Uh... no sé, no me gusta. Además, yo no creo que haya nadie ahí arriba -inconscientemente mira el techo de la sala, a la vez que lo señala con el dedo índice-. Y tampoco creo en Dios. Ahí arriba, sólo hay nubes, y el Sol. Punto. Al menos eso es lo que yo opino -vuelve a mirar con sus ojos verdes azulados a Shin.

**Shin D'Angelo** Miér Jul 01 2009, 22:05

Mientras ella va soltando aquel discurso sobre sus creencias y preferencias, él sigue con la mirada perdida en la llama de la vela. Como si para él, un universo propio, podía ver gentecilla y esas cosas dentro, aunque más bien era simplemente su imaginación. Era notorio que se había distraido, estaba algo autista y no había escuchado muy bien lo que decía, simplemente había escuchado algo de que no había nada arriba. Entonces fue cuando saliendo de su ensimismamiento alzó la cabeza para ver el techo de la sala, pero si había algo... Techo.
- Bueno, yo me he criado con una mujer que día a día bendecía la mesa, iba a misa, y ese tipo de cosas. Puedo decir que no soy muy creyente, aunque sus costumbres me han calado. Mi tía estaba algo chalada, sin embargo, no creo que dijera las cosas en vano. -dice mientras gira la cabeza, mirandola igualmente a los ojos, eran bonitos, aunque los suyos tampoco eran demasiado horribles.- Así que simplemente, sigo sus consejos, y terminé por ponerme lo que me dió, y que tanto miedo le da a usted. -dice sonriendo un poco, no iba a enseñarlo ya que seguro de nuevo le causaba pavor.-

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